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Ruta de vino

La tradición vinícola de La Rioja es protagonista de una travesía sólo apta para amantes del vino

2012-12-05

Era imposible que una región de vinos no tuviera su morada dionisiaca. En La Rioja, España, todos la conocen como la calle Laurel.

Un camino estrecho y corto de Logroño donde se instalaron decenas de restaurantes que ofrecen espléndidos platillos acompañados de sendos vinos riojanos, en un ambiente que comienza ya avanzada la noche y termina de madrugada.

Pero si se quieren hacer bien las cosas, conviene dejar la calle Laurel para después, ya que habrá que manejar algunos kilómetros de carreteras, y esos caldos bien trabajados de uvas de las variedades tempranillo y garnacha no son precisamente los mejores copilotos que se puedan desear.

También habrá que abandonar La Rioja y entrar al territorio de la Rioja Alavesa. El primero es una Comunidad Autónoma y, el segundo, una provincia de otra Comunidad. Si no se quiere complicar el momento con asuntos de geografía, sólo hay que plantarse en el poblado de Laguardia (Alava), un lugar con 11 siglos de historia, que presenta en sus calles medievales, y en muchos de sus edificios, algunos de los momentos de cuando fue parte del reino de Navarra y, otros, ya de plena España.

Para quienes están siguiendo el rastro del vino, lo mejor es entrar al subsuelo del poblado por alguna de sus bodegas subterráneas ?atestadas de tiempo y del profundo olor del oro líquido?, aquí casi siempre tinto.

Visita la Vinoteca Entreviñas y Olivos, que brinda una buena panorámica de la arquitectura interior y del sabor de la región a través de diversos productos alimenticios de los alrededores y, por supuesto, todo ello amenizado con vino de la casa.

Si aún se quiere investigar el subsuelo de Laguardia, acude a la Bodega El Fabulista, debajo del Palacio de Samaniego, donde el vino se trabaja de forma totalmente artesanal.

La siguiente escala se ubica a pocos minutos de Laguardia: se trata de un regreso al futuro en varios segundos. Si antes de salir del pueblo hubo ocasión de disfrutar del mirador, habrás observado la estructura de metal y madera que lleva la firma de uno de los arquitectos más famosos del momento, el valenciano Santiago Calatrava.

El edificio alberga las Bodegas Ysios y puede visitarse duranttodo el año y probar sus vinos con vista a decenas de barricas dentro de una bodega impecable. Para llegar a Ysios sólo hay que seguir las indicaciones, pero para dirigirse al siguiente punto de la ruta será prudente perderse por las carreteras que recorren los viñedos. La montaña que verás en todo momento, y que servirá como referente para evitar el extravío total por los campos, es la Sierra de Cantabria.

Una vez que se ha peregrinado por el lugar, es momento de tomar rumbo a Elciego. Es un poblado muy pequeño que cuenta con más de diez siglos de existencia. Sin embargo, antes de la llegada de la obra de arte de Frank O. Gehry, pocos sabían de su existencia, salvo los buenos buscadores de vino.

Las Bodegas del Marqués de Riscal también decidieron plantar cara al proyecto de llevar a la Rioja al reino de la arquitectura contemporánea y optaron por llamar a uno de sus mejores creadores: Gehry, quien con su gran nombre y sus muchos años, creó una de las bodegas de vino más vanguardistas de toda España.


Cuando no se pueda agregar algún otro adjetivo de rendición ante la propuesta del edificio, es momento de entrar al subsuelo del mismo y recorrer las entrañas centenarias de las bodegas. Entre verdaderas cuevas cubiertas de humedad se encuentra la barrica destinada al jefe de la monarquía española, así como una colección de miles de botellas; algunas de ellas guardando vinos de un siglo de antigu?edad. Si necesitas más tiempo para admirar el edificio de Gehry, simplemente hospédate en él: se trata de un hotel de gran lujo.

Bodegas: Visita con cita previa.

- Bodega El Fabulista. Plaza de San Juan s/n. Laguardia.
- Vinoteca Enreviñas y Olivos. Cuatro Cantones. 12 bajo.
- Bodegas Ysios. Camino de la Hoya s/n.
- Bodegas Lopez de Heredia. Av. De Vizcaya, 3. Haro.

Cuándo ir:
Esta ruta vinícola se puede realizar durante todo el año, sin embargo uno de los mejores momentos es en tiempos de la vendimia, normalmente en septiembre. En octubre los paisajes otoñales suelen darle un extra al viaje

Publicación: National Geographic

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